El insomnio infantil es un problema de sueño que puede dividirse en dos tipos: insomnio conductual e insomnio por problemas médicos, neurológicos y psiquiátricos. Ofrecemos el tratamiento online para que no necesites moverte y la consulta sea cómoda y relajante.
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El insomnio conductual debe diferenciarse del insomnio pediátrico por causas médicas, ya que este último surge en el primer año de vida. Despertares nocturnos frecuentes y somnolencia diurna excesiva son señales de un insomnio por causas médicas. El insomnio en adolescentes y en niños vinculado a trastornos psiquiátricos, problemas cognitivos y epilepsia se abordarán en términos de diagnóstico, hallazgos clínicos y tratamiento.
Diagnóstico
El insomnio conductual en niños se basa en criterios de la ICSD. El niño presenta un patrón consistente de insomnio del tipo de adormecimiento o del tipo de problemas con límites. El tipo de adormecimiento implica un largo proceso para dormirse que requiere condiciones especiales; las asociaciones con el adormecimiento son problemáticas; si no hay otros trastornos, el adormecimiento tarda mucho, o el sueño es muy interrumpido; y los despertares nocturnos necesitan intervención de los padres o cuidadores para que el niño vuelva a dormirse.
En el tipo de problemas con límites, el niño tiene dificultades para iniciar o mantener el sueño; pospone o rechaza acostarse a la hora adecuada o se niega a regresar a la cama tras un despertar nocturno. En algunos casos, los problemas surgen porque los cuidadores no imponen límites o los establecen de forma inconsistente. La respuesta inconsistente del cuidador da un refuerzo irregular y mantiene los despertares. En resumen, el cuidador no puede establecer conductas apropiadas respecto al sueño.
En casos moderados, el sueño más largo se limita a una o dos horas, con tres o cuatro episodios nocturnos de llamadas o salidas del dormitorio. En casos severos, el sueño más largo no supera las dos horas, con cinco o más episodios nocturnos de llamadas o salidas del dormitorio.
Tratamiento del insomnio pediátrico
Terapia cognitivo-conductual.
Se divide en las siguientes intervenciones:
– Extinción sin modificaciones, que involucra a los padres para acostar al niño a una hora fija y que lo ignoren hasta la mañana siguiente. El objetivo es disminuir conductas no deseadas, eliminando la atención de los padres.
-Extinción gradual, que implica a los padres ignorar el llanto a la hora de acostarse y las rabietas mientras controlan al niño. El objetivo es enseñar al niño a desarrollar autocontrol, eliminando asociaciones.
-Rutinas positivas con costo de respuesta. Las rutinas positivas involucran a los padres para crear una rutina estable, con actividades tranquilas y agradables, mientras que las rutinas diluidas implican retrasar temporalmente la hora de acostarse respecto al adormecimiento natural del niño, y luego anticipar la hora de dormir, conforme el niño mejore en adormecerse más rápidamente.
-Otras intervenciones incluyen despertares programados, donde los padres despiertan al niño antes de sus despertares habituales y le dan una respuesta.
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Tratamiento farmacológico
Dos benzodiacepinas (fluracepam y deloracepam), un antihistamínico (niapracina) y una fenotiacina (trimepracina) han demostrado ser eficaces a corto plazo para el insomnio infantil, aunque ninguno de estos medicamentos está aprobado para insomnio pediátrico.
La niapracina, a corto plazo, podría ser la mejor opción para mejorar la adaptación de niños, padres y cuidadores a dicha terapia. Las benzodiacepinas de media vida corta pueden ser eficaces para el insomnio infantil ligado a ansiedad, trastornos del estado de ánimo, psicosis, agresividad, hiperactividad inducida por medicamentos y ansiedad anticipatoria.
La melatonina, al igual que otros medicamentos como neurolépticos y antidepresivos, puede usarse en comorbilidades pediátricas: trastornos del ritmo circadiano del sueño, insomnio adolescente, ansiedad, trastornos del estado de ánimo, TDAH, autismo y otros problemas cognitivos.
Insomnio y epilepsia
Varios factores influyen en la relación entre sueño y epilepsia, como problemas para conciliar y mantener el sueño debido al insomnio conductual y malos hábitos; dormir con los padres o su presencia necesaria al acostarse; presencia de trastornos específicos del sueño, como parasomnias no REM (terror nocturno, sonambulismo o despertar confusional) y parasomnias del sueño REM.
Se han hecho varios estudios sobre trastornos del sueño en niños con epilepsia, y los padres reportan problemas frecuentes: alteraciones de conducta durante el día, sueño no reparador o de mala calidad y ansiedad, con una relación negativa importante en el control de las crisis. Las crisis nocturnas, la politerapia, el retraso en el desarrollo, la epilepsia refractaria y diversos síndromes epilépticos están relacionados con sueño perturbado y malos hábitos de sueño.

Conclusiones
El insomnio en niños es un trastorno común, que aumenta el riesgo de problemas de aprendizaje y de conducta. A pesar del reciente aumento de ensayos clínicos con tratamientos farmacológicos y no farmacológicos, aleatorizados y controlados en amplias muestras de niños, se necesita investigar más para entender el enfoque adecuado en la infancia en general, y en subpoblaciones específicas, para la prescripción de medicamentos que aborden tanto el trastorno principal como el insomnio asociado.
La comorbilidad, como trastornos respiratorios, epilepsia, problemas de conducta, TDAH y discapacidad intelectual, es significativa, ya que el insomnio se asocia con todos estos problemas. Con esta revisión hemos querido aumentar la atención de los clínicos y el conocimiento sobre el insomnio en la infancia.
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