La adicción a la tecnología, dispositivos, teléfonos móviles, computadoras, tabletas, videojuegos, redes sociales y servicios de streaming, desgraciadamente se ha convertido en nuestro día a día de tal manera que a menudo no nos damos cuenta de nuestra dependencia. Sin embargo, ¿qué sucede cuando esta interacción deja de ser beneficiosa y comienza a afectar nuestro bienestar? En este artículo, desde nuestra clínica de psicología, queremos hablar sobre un fenómeno que se presenta con mayor frecuencia: la adicción a la tecnología.
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¿Qué se entiende por adicción a la tecnología?
La adicción a la tecnología no se trata solo de “usar mucho” el teléfono o pasar largos periodos en la computadora. Se refiere a un uso incontrolado, compulsivo y continuado de dispositivos o plataformas digitales que causa un gran malestar o deterioro en aspectos importantes de la vida, como el trabajo, los estudios, la salud física o las relaciones interpersonales.
Aunque no todos los manuales diagnósticos (incluido el DSM-5) reconocen formalmente esta condición como un trastorno, hay subtipos que sí lo hacen, como el trastorno por uso de videojuegos. Además, cada vez más profesionales de la salud mental coinciden en que el uso problemático de la tecnología puede tener efectos negativos en la salud psicológica.
¿Cuáles son las formas más comunes de esta adicción?
La adicción a la tecnología puede manifestarse de diversas maneras. Algunas de las más habituales son:
-Adicción al teléfono móvil: necesidad permanente de revisar el dispositivo, incluso sin notificaciones, miedo irracional a dejarlo en casa (nomofobia), ansiedad por la falta de batería o conexión.
-Adicción a las redes sociales: pasar horas visualizando publicaciones, comparándose con otros, sintiendo la presión de estar siempre disponible o informado, lo que puede llevar a una disminución de la autoestima o provocar ansiedad.
-Adicción a los videojuegos: sobre todo en adolescentes, puede haber una falta de control sobre el tiempo de juego, descuidando otras áreas importantes de la vida.
-Adicción al consumo de contenido en línea (streaming, YouTube, etc.): tendencia a “atiborrarse” de series o vídeos, procrastinación, problemas para dormir debido al uso prolongado.
¿Cómo detectar un problema?
No siempre es sencillo darse cuenta de cuando el uso de la tecnología se ha vuelto un problema. Algunas señales de advertencia que se deben observar son:
-Dificultad para disminuir el tiempo de uso, aunque se intente.
-Irritabilidad, ansiedad o tristeza al no poder acceder al dispositivo o plataforma.
-Uso de la tecnología como la principal forma de manejar emociones (tantas como el aburrimiento, el estrés, la soledad, etc.).
-Disminución del rendimiento en estudios o trabajo.
-Aislamiento social creciente.
-Alteraciones en el sueño y en el apetito.
-Descuido de la higiene personal o de las responsabilidades diarias.
¿Qué efectos tiene sobre la salud mental?
El uso excesivo o compulsivo de la tecnología se asocia con varios efectos negativos en la salud mental:-Ansiedad y tensión: La constante conexión provoca una sensación de estar siempre alerta. Las notificaciones, los mensajes y la presión para responder rápidamente pueden ser muy cansadores.
-Depresión: El uso desmedido de plataformas sociales puede intensificar sentimientos de inferioridad o descontento al comparar nuestras vidas con las imágenes editadas que otros muestran.
-Trastornos del sueño: La luz azul que emiten las pantallas interfiere con el ciclo del sueño y usar dispositivos antes de dormir puede dificultar un descanso adecuado.
-Dificultades de atención: El uso frecuente de tecnología puede afectar la habilidad de concentrarse y propiciar una atención dispersa.
-Problemas en las relaciones personales: Al enfocarse más en lo virtual, se puede desatender la conexión real, lo que perjudica la calidad de las relaciones con familiares, parejas o amigos.
¿Qué nos hace tan susceptibles?
La tecnología está creada para atraparnos. Las plataformas digitales emplean métodos similares a los que generan adicciones convencionales: recompensas inmediatas, refuerzos intermitentes y alertas diseñadas para captar nuestra atención. Además, vivimos en una cultura que prioriza la inmediatez, la multitarea y la conexión continua, lo cual fortalece estos hábitos.
A esto se añade que muchas personas recurren a la tecnología como una forma de escapar emocionalmente. En lugar de enfrentar el aburrimiento, la tristeza o la soledad, optan por el móvil, los videojuegos o las redes sociales como una forma rápida de distracción o alivio.
¿Qué acciones podemos tomar para evitar o
gestionar la adicción?
Afortunadamente, podemos hacer mucho para crear una relación más saludable con la tecnología. Algunas sugerencias son:
-Establecer límites claros: fijar horarios sin pantallas (por ejemplo, durante las comidas o antes de dormir), utilizar aplicaciones que regulen el tiempo en línea y desactivar notificaciones innecesarias.
-Practicar el «mindful tech”: usar la tecnología de forma consciente. Preguntarse: “¿Por qué estoy usando esto ahora?¿Cómo me siento después de utilizarlo?”
-Promover otras fuentes de bienestar: la actividad física, el contacto con la naturaleza, las interacciones cara a cara, el arte o la lectura pueden ofrecer satisfacciones más profundas y duraderas.
-Educar desde la infancia: los niños y adolescentes son particularmente vulnerables. Es fundamental enseñarles desde pequeños a usar la tecnología de manera responsable, siendo un buen ejemplo y proporcionando alternativas de ocio saludables.
-Buscar asistencia profesional: si sientes que tú o alguien cercano ha perdido el control sobre el uso de la tecnología y esto impacta en su vida cotidiana, un psicólogo puede ayudarte a identificar el problema y desarrollar estrategias para restablecer el equilibrio.

Nuestra aproximación desde el centro de psicología, en servicio online
En nuestro centro, tratamos la adicción a la tecnología desde un enfoque comprensivo. Llevamos a cabo una evaluación individualizada para entender la función que la tecnología tiene en la vida de cada persona, y utilizamos métodos de terapia cognitiva conductual, gestión emocional y desarrollo de habilidades sociales para ayudar a restaurar el control y promover un uso equilibrado.
Asimismo, apoyamos a las familias durante este proceso, especialmente cuando son los jóvenes quienes enfrentan esta problemática, brindando orientación, consejos y respaldo emocional.
Conclusiones
La tecnología no es nuestra adversaria. De hecho, puede ser una excelente compañera si aprendemos a usarla de manera consciente y balanceada. El verdadero desafío reside en no dejar que ella nos maneje. Desde nuestro centro de psicología, te invitamos a pensar sobre tu relación con el mundo digital, y si sientes que ha pasado a ser poco saludable, ten presente que no estás solo: estamos aquí para ayudarte.