¿Cómo gestionar la violencia verbal en la pareja?, cuando las palabras también hieren

¿Cómo gestionar la violencia verbal en la pareja?, cuando las palabras también hieren

Cuando la gente piensa en violencia de pareja, casi siempre asocia el término con agresiones físicas. Sin embargo, en mi experiencia profesional como psicóloga, a menudo encuentro una forma de abuso que es menos evidente pero igual de dañina: la violencia verbal. Estas son lesiones que no dejan marcas visibles, pero que poco a poco destruyen la autoestima, la confianza y la capacidad de decisión de la persona que las padece.

He acompañado a numerosas personas en consulta que expresan cosas como: “Nunca me ha golpeado, pero cada día me siento más pequeña”, “Me habla de una forma que me hace dudar de mi propia valía” o “No estoy segura si lo que vivo es normal o si exagero”. La violencia verbal se oculta detrás de estas incertidumbres, ya que al no haber golpes es más complicado reconocerla.

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¿Qué significa la violencia verbal en la pareja?

La violencia verbal es un tipo de abuso psicológico que se sirve de las palabras para ejercer control, humillación o manipulación. Se presenta mediante gritos, insultos, críticas continuas, burlas, sarcasmo doloroso, silencios prolongados usados como castigo, amenazas insinuadas o reproches constantes que nunca cesan.

El problema no es un desacuerdo ocasional: todas las parejas pueden discutir. El verdadero problema es el patrón recurrente a lo largo del tiempo, la intención de menospreciar y la sensación de que la relación se convierte en un lugar peligroso.

Un ejemplo de consulta: Marta y la jaula de las palabras

Para explicar mejor cómo actúa la violencia verbal, compartiré un caso ficticio basado en vivencias reales de personas que he atendido.

Marta (nombre ficticio) llegó manifestando que se sentía “agotada y confundida”. Su pareja no la insultaba de manera directa, pero cada vez que ella tomaba una decisión, él respondía con frases como:

“Eso es una tontería, nunca piensas con claridad”.

“No entiendo cómo puedes ser tan ingenua”.

“Si no fuera por mí, no podrías salir adelante”.

Al principio, Marta pensaba que sus comentarios eran razonables y que él solo intentaba ayudarla. Con el tiempo, sus palabras fueron calando hondo, como gotas que desgastan la piedra. Marta comenzó a cuestionar su valor profesional, se sentía incapaz de compartir sus proyectos por temor a ser ridiculizada y se distanció de sus amigos porque él le repetía que “no le servían de nada”.

Lo más doloroso no eran los gritos, sino la frialdad que se generaba tras sus discusiones, esa indiferencia prolongada que la hacía sentirse invisible. Marta me decía: “Preferiría que me gritara a que dejara de hablarme durante tres días. Me siento como si no importara”.

Las consecuencias psicológicas de la violencia verbal

La violencia verbal afecta tanto la mente como el cuerpo. Muchos de los pacientes que recibo muestran síntomas similares:
Autoestima dañada: los mensajes que desvalorizan se asimilan hasta convencerse de que “no tengo valor”.

Ansiedad y miedo: la persona permanece en estado de alerta, esperando críticas o comentarios hirientes.

Aislamiento social: se disminuye el contacto con familiares y amigos, en parte por vergüenza y en parte porque la pareja lo desalienta.

Dependencia emocional: curiosamente, a medida que la seguridad se desgasta, se hace más complicado salir de la relación.

Síntomas físicos: insomnio, cefaleas, problemas digestivos o fatiga crónica, resultado del estrés constante.

En el caso de Marta, cada sesión revelaba cómo esas palabras se habían transformado en una prisión invisible. Ella ya no se reconocía: una mujer que antes era activa y tenía proyectos, ahora dudaba incluso al elegir qué ropa usar.

¿Por qué es tan difícil reconocer la violencia verbal?

Una de las principales trampa de la violencia verbal es que se presenta como algo normal. Muchas personas creen: “Todas las parejas discuten” o “quizás soy demasiado sensible”. Además, la sociedad tiende a minimizar estas conductas con expresiones como “son cosas de pareja” o “no lo tomes tan a pecho”.

También existe el ciclo de idealización: después de momentos de maltrato verbal, la pareja puede actuar con cariño, disculparse o justificar su comportamiento diciendo que es por el estrés, el trabajo o “tu forma de ser”. Este vaivén genera confusión y la esperanza de que “las cosas mejorarán”.

Cómo trabajamos en terapia online

Cuando llega alguien que sufre violencia verbal, mi meta no es juzgar, sino brindar un entorno seguro para que pueda expresar lo que está viviendo. A partir de ahí, se suele trabajar en varias áreas:

Psicoeducación: ayudar a distinguir entre un desacuerdo saludable y un patrón de abuso.

Reconstrucción de la autoestima: identificar los mensajes nocivos interiorizados y reemplazarlos con una narrativa más justa y realista.

Desarrollo de habilidades personales: mejorar habilidades de comunicación, regulación emocional y toma de decisiones.

Red de apoyo: promover la reanudación de relaciones familiares, amistades o grupos de apoyo.

Plan de seguridad: en los casos que presentan riesgo de que la situación escale hacia otras formas de violencia.

En el proceso con Marta, poco a poco fue recuperando su voz. Comenzó a establecer límites y a darse cuenta de que no era “débil”, sino que estaba atrapada en una dinámica de poder. Finalmente tomó la decisión de separarse, y aunque fue un camino complicado, hoy se siente más libre y confiada para reconstruir su vida.

Señales de alarma en tu relación

Si al leer esto te sientes reflejado o reflejada, puede ser momento de reflexionar. Algunas señales de que podrías estar experimentando violencia verbal en tu relación son:

Temes la reacción de tu pareja cuando das tu opinión.

Te das cuenta de que justificas constantemente su manera de dirigirse a ti.
Has dejado de compartir cosas con tus amigos por timidez o por evitar peleas.

Te das cuenta de que tu confianza en ti mismo ha bajado desde que empezaste la relación.

Sientes como si estuvieras caminando en un terreno muy delicado para no enojar a nadie.

Conclusiones

Como profesional en psicología, he observado cómo las palabras pueden ser muy dañinas, pero también pueden ser una vía para sanar. Identificar la violencia verbal es el primer paso para volver a sentirte bien.

Si piensas que estás en una relación donde las palabras duelen más que los silencios, quiero que sepas algo importante: no estás exagerando.

Acude a tu psicólogo online de confianza.