La crisis sanitaria del COVID-19 no solo dejó marcas visibles en la salud física y los sistemas de salud a nivel global, sino que también causó un impacto significativo y duradero en la salud mental y el funcionamiento neurocognitivo de millones de individuos.
Desde los altos niveles de estrés en la etapa inicial hasta los síntomas que persisten meses después de recuperarse, las repercusiones psicológicas del COVID-19 han recibido cada vez más atención en el ámbito clínico y de investigación. Este artículo analiza las principales consecuencias psicológicas y neuropsicológicas que pueden surgir tras haber padecido la enfermedad, así como los enfoques terapéuticos que se ofrecen desde la psicología clínica para facilitar la recuperación.
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¿Qué son las secuelas post-COVID?
El concepto de «COVID persistente» o Long COVID se refiere a la manifestación de síntomas que continúan más allá de cuatro semanas después de la infección, sin que haya otras explicaciones médicas. Las secuelas pueden ser de tipo físico, como la fatiga o la dificultad para respirar, pero también pueden ser cognitivas, emocionales o comportamentales. Estos últimos aspectos afectan de forma considerable la calidad de vida y el día a día de quienes los experimentan, incluso si su cuadro clínico durante la fase aguda fue leve.
Síntomas psicológicos más frecuentes tras el COVID-19
Varios estudios han señalado un aumento notorio en los síntomas psicológicos entre aquellos que han superado el COVID-19, siendo los más comunes:
-Ansiedad: muchos pacientes expresan una preocupación constante por su bienestar, una vigilancia extrema ante sensaciones físicas y un temor a recaídas. En algunas situaciones, esto puede llevar al desarrollo de un trastorno de ansiedad generalizada o a sufrir ataques de pánico.
-Depresión: un estado de ánimo bajo, la falta de interés, sentimientos de desesperanza y el largo aislamiento social han contribuido a la aparición de síntomas depresivos en una considerable porción de la población afectada por el COVID.
-Trastornos del sueño: problemas como la dificultad para conciliar el sueño, despertar con frecuencia y experimentar un sueño poco reparador son bastante comunes. Esto a su vez afecta el estado anímico y la función cognitiva.
-Síntomas de estrés postraumático (TEPT): en personas que enfrentaron hospitalizaciones severas, aislamiento extremo o la pérdida de familiares, se pueden observar síntomas como recuerdos intrusivos, hipervigilancia o conductas de evitación.
Alteraciones cognitivas y neuropsicológicas (“niebla mental”)
Uno de los síntomas más típicos del COVID persistente es lo que se conoce como niebla mental, una disminución general en el rendimiento cognitivo que afecta la memoria, la atención, la rapidez de procesamiento y la capacidad de planificación. Las quejas más comunes incluyen:
-Dificultad para mantener la concentración en tareas cotidianas.
-Olvidos frecuentes de información reciente.
-Ralentización mental al hablar, leer o hacer cálculos.
-Ligera desorientación en el tiempo o el espacio.
Las modificaciones pueden causar mucha frustración, sobre todo en personas jóvenes o en plena etapa laboral, y tienen un importante efecto en su funcionamiento.
Elementos de riesgo y vulnerabilidad
No todas las personas que se recuperan del COVID-19 sufren secuelas psicológicas. Algunos elementos de riesgo reconocidos son:
-Haber pasado por una versión grave de la enfermedad o haber estado hospitalizado.
-Sufrir de enfermedades crónicas anteriores (como problemas cardiovasculares, respiratorios o psiquiátricos).
-Ser mujer (según varios estudios, tienden a mostrar una mayor frecuencia de síntomas persistentes).
-Tener antecedentes de ansiedad o depresión.
-Haber experimentado aislamiento social extremo, pérdida de empleo o duelo durante la pandemia.
Intervención psicológica online: claves para la sanación
Desde los centros de psicología, proporcionamos varias herramientas terapéuticas que han sido efectivas para tratar las secuelas después del COVID:
-Terapia cognitivo-conductual (TCC)
Es una de las más comunes para tratar la ansiedad, la depresión y problemas de sueño. Se trabaja en restaurar el bienestar emocional y funcional del paciente mediante la reestructuración de pensamientos, la exposición gradual a situaciones temidas, la enseñanza de técnicas de relajación y la activación conductual.
-Rehabilitación neuropsicológica
En casos de problemas cognitivos, se puede crear un plan de rehabilitación o estimulación neuropsicológica adaptado. Este programa incluye ejercicios para mejorar la memoria, la atención, el lenguaje y las funciones ejecutivas, tanto en papel como usando plataformas digitales especializadas.
-Mindfulness y herramientas de regulación emocional
La atención plena ha mostrado beneficios al reducir el estrés post-COVID, especialmente en individuos que padecen síntomas persistentes como ansiedad, insomnio o problemas físicos. La práctica de mindfulness mejora la aceptación de la incomodidad, disminuye la reactividad emocional y favorece la tranquilidad mental.
-Apoyo emocional y terapia de duelo
Muchas personas necesitan lidiar con la pérdida de seres queridos, cambios drásticos en sus vidas o experiencias traumáticas vividas durante la pandemia. La psicoterapia humanista, la terapia narrativa y el apoyo empático ayudan a procesar estas situaciones.
La relevancia de un enfoque multidisciplinario
Las secuelas post-COVID no son únicamente psicológicas o físicas, por lo que el enfoque más efectivo es el multidisciplinario. En nuestro centro de psicología colaboramos con expertos en medicina general, neumología, neurología y fisioterapia para ofrecer una visión completa del paciente.
Además, en situaciones donde hay dudas sobre el impacto neuropsicológico, sería recomendable hacer una evaluación formal utilizando test validados, que permitan establecer el grado y tipo de afectación cognitiva. Esto es fundamental para justificar ausencias laborales, realizar ajustes en el empleo o iniciar una terapia específica.

Conclusiones
A pesar del dolor que muchas personas han enfrentado a causa del COVID-19, la recuperación es factible. Con el apoyo adecuado, tiempo, cuidado personal y tratamiento profesional, la mayoría de los pacientes logran una mejora notable e incluso la completa desaparición de sus síntomas.
Desde nuestra institución, motivamos a todas las personas que creen que no son las mismas desde que tuvieron COVID, a que no acepten ni normalicen ese malestar.
Las huellas psicológicas no siempre son visibles, pero se pueden abordar y superar.
¿Te has infectado con COVID-19 y todavía sientes que no has vuelto a tener tu bienestar emocional o tu claridad mental? Estamos aquí para ayudarte.
Comunícate con nuestro equipo experto en secuelas tras COVID.